martes, 18 de septiembre de 2012

Ashes and Snow



Es un audiovisual con toda la carga poética y narrativa de Gregory Colbert, fotografo canadiese, que nos conduce directamente a los adentros de nuestro ser, ese ser espiritual que se relaciona con la naturaleza y los animales como la obra de arte más perfecta en la historia de la tierra misma.



La belleza de la imágenes poseen el poder de atrapar al especatador y conducirlo tanto fuera como dentro de sí, tan lejano y tan cercano a la vez, que asusta y exalta al mismo tiempo que se escucha la música con los altibajos más exorbitantes, como una montaña rusa en forma de espiral, relajante e hipnotizante.



Una cinta narrada como una especie de ´documental del alma´ convierte a los estereotipos modernos en confusos estados superfluos de alegria, paz, tranquilidad y relajación, si, es una suerte de construcción del alma y del ser, no al estilo de la famosa autoayuda, pero si con grandes atributos reflexivos acerca de la manera como vivimos y cómo es esa relación entre nosostros, animales entre los animales, la naturaleza, el agua, la vida y los cuerpos.



Somos hijos de la naturaleza y por lo tanto tenemos la responsabilidad y el compromiso de devolverle a ella la vida que nos ha dado, si lo hacemos, comprenderemos de qué se trata habitar este planeta, de qué se trata residir en la tierra junto con nuestros vecinos, los distintos e incontables seres vivos.  


Si logramos formar vinculos con la idea del director, la fotografía y la música de esta obra de arte, podremos sacarle el gusto a esa maravillosa mezcla de cosas; de lo contrario, nos parecerá la película más densa, tediosa e insoportable, una pesadez inacabable.


Esta película ha sido visitada por más de 10 millones de personas hasta hace menos de un año, lo que la ubica en la mejor exposición de un artista vivo con mayor asistencia de la historia.

Grabada en más de 27 expediciones a India, Ceilán, Tailandia, Egipto, Birmania, Dominica, Tonga y Azores.



Por JaimeRicaurte