Una de las mejores películas de animación que he
visto en mi vida, no sólo por su capacidad de asombrarme con las imágenes que a
principios de esa década, ya eran una pauta a seguir y un referente de muchos
otros directores que ahora revelan conexiones intimas con ese estilo propio
manejado por Laloux y su equipo de trabajo, sino también por esa inagotable
fuente de concepciones filosóficas que nos hacen pensar y hacernos preguntas en cuanto a nuestras
existencias y al papel que desempeñamos y desempañamos en esta sociedad.
En un mundo paralelo, contrario a lo que vivimos,
imagínense que nosotros los humanos, los que podemos leer esto, aunque
inteligentes, estamos supeditados a vivir como si fuésemos mascotas de otras
civilizaciones, (inteligencias) superiores. Los Draags son una especie de seres
supremamente inteligentes que parecen sacados de la Atlántida, esa ciudad
perdida en los confines de los océanos, con más de seis metros de altura, ojos
rojos, branquias y conectados mentalmente a través de la meditación, establecen
dentro de sus modos de vida un ritual para conservar su especie y crecer en
conocimientos.
De manera primitiva y sin conocimiento, los seres
humanos como insectos caminan con el temor perpetuo de ser pisoteados por esta
raza superior. (Ahora puedo saber que podría sentir un diminuto ser vivo bajo
el autoritarismo humano que se impone ante otras razas y especies que indefensas
luchan por sobrevivir o simplemente viven en un ambiente integral y además compartido).
Esta coproducción entre Francia y Checoslovaquia fue
dirigida y coescrita por René Laloux y Steve Hayes, basada en una novela de
Estefan Wul sobre la ocupación soviética de la República Checa, dispone de la
creatividad de dibujantes como Roland Topor quien también, en un trabajo
mancomunado con la música de Alain Goraguer, despliegan imágenes sorprendentes vestidas
de sonidos futuristas. Es un poco y lo pongo como ejemplo, ver pinturas del maestro
Salvador Dalí y escuchar las flamantes melodías de Jean-Michel Jarre y sus bien
pensadas notas musicales.
Los directores de Avatar y otras películas con seres
diminutos y gentes extrañas probablemente usaron como referente conceptual y
visual esta cinta de 1973 para realizar lo que hace 40 años ya era una teoría filosófica
con un gran peso real en la actualidad y un valor inmenso desde el arte y la ficción. Hablamos de un
futuro avanzado y lejano de todas las condiciones modernas. Lo cultural, lo
religioso, lo político entre otros aspectos conservan similitudes en lo
relacionado a ciertas costumbres difíciles de desligar de todo lo humano, como
la familia y su protección, lo político y su acomodación constante,
favoreciendo al poder y a los creadores de las normas y las leyes. Distante un
poco de lo religioso, conserva un rastro evidente de una conexión con una
especie de divinidad pero más espiritual, alcanzada a través del ritual de la
meditación como una expresión de paz interior y exterior, esto sin desconocer
la capacidad del ser humano por superarse así mismo y sucumbir al mismo tiempo
ante su propio ego, su arrogancia y falta de conocimiento frente a otras cosas
distintas a la “evolución” material, es decir, una superación del ser
espiritual para su propio bienestar en un futuro.
Desde ahí, a mi modo de ver, radica la diferencia
entre nuestra primitiva forma de relacionarnos con el universo y la manera en
que directores de ciencia ficción y otros creativos se imaginaron e imaginan
seres con inteligencias superiores en un mundo compartido. Las criaturas
aventajadas viven en un planeta llamado Ygam, los “Draags” domestican a los
pequeños “Oms”, seres que están siendo exterminados por ser considerados
peligrosos y con grandes capacidades de aprendizaje, lo que hace a la raza
superior asumir posiciones drásticas frente a la, un poco lenta pero efectiva
forma de adquirir conocimiento de los diminutos hombrecitos. Es la esencia
misma que nos caracteriza. Me siento asombrado y admiro a los seres humanos por
muchas cosas que se han logrado hasta el día de hoy, pero al mismo tiempo
siento vergüenza, porque creo que no hemos podido comprender nuestra verdadera
tarea hecha y por hacer.
Esta obra considerada como cine de culto, un clásico recomendado para todos y todas, aunque
en principio es enfocada como cine de animación sólo para adultos, no sé por
qué, considero que deberíamos implementarla en la formación de públicos más
jóvenes para incentivar en ellos las preguntas y la reflexión sobre la
condición humana, más allá de los “valores” fundamentados por el mercado y su
deshonesto proceder.
“La planète sauvage” es una película con una latente
profundidad discursiva que nos muestra cómo podemos dejar de vernos como
enemigos unos de otros, aunque se piensa generalmente en la competitividad y de
la mano de esa percepción, la cinta promueve la reflexión sobre la diferencia
de seres, la intolerancia que imposibilita la coexistencia, la cohabitación
pacifica en un determinado lugar, la exclusión permanente, las infinitas
desigualdades que facilitan el abuso del poder y la denigrante escases de
dignidad. Sin embargo, también nos muestra la forma y la capacidad de
organizarse en grupos de resistencia para emprender desde ahí la planeación
hacia la paz y al libre desarrollo a través del conocimiento.
::Otros
largometrajes de René Laloux::
-“Los Amos del Tiempo”
-“Gandahar”
René
Laloux: El Animador Maldito.
Por JaimeRicaurte