Esta historia se desarrolla en un convento bastante particular, y la verdad en el fondo, creo que hoy debe haber en el mundo otro convento con una historia parecida a esta. Porque todo puede suceder.
Redentoras de su propia condición, en un claustro donde se ocupan de las almas extraviadas, las religiosas con seudónimos que parecen más bien sacados del bajo mundo, unos “alias”, han empezado a redimir los pecados de quienes necesitan ser “salvadas”. Con lenguajes comunes a los mismos Junkyes, pero con la doble moral que siempre ha caracterizado a los miembros de la iglesia católica, esta “comunidad” de religiosas, echan mano de cuanta droga exista y las haga establecer una conexión profunda con el más acá, avaladas por el más allá.
Esta película, es una “desquiciada” parodia que mucho tiene que ver con el mundo “piadoso” de puertas para adentro, lugar del cual nunca estamos enterados de nada, pero del que salen tantas oraciones como si fueran ondas radiales en una dirección sin receptor alguno, Almodóvar hurga en la llaga como siempre lo ha hecho, y de una manera transgresora desde el arte, remueve la vida religiosa de sacerdotes, monjas, devotos, fervorosos, reverentes y místicos, mezclados con la propia “basura”, como diría cualquier seguidor de Deus Pater.
Y es así, de esta manera como se desenvuelve la vida de Sor Perdida, Sor Rata de Alcantarilla, Sor Gata de Callejón entre otras Sores y la Yolanda , una Vedet que cree haber cometido un crimen y se interna en una habitación que ha servido de refugio a todas las mujeres que buscan ser redimidas y poseen ciertos talentos que sirven para el entretenimiento de las “hermanas” enclaustradas.
Todo este “don de servir”, se convierte para la hermana superiora en una obsesión que termina siendo una especie de enamoramiento perturbador por las mujeres que ha cuidado, y es acá en esta parte, donde la música a través de la banda sonora de esta cinta toma un lugar importante para relacionarse con cada escena, con cada expresión de sentimientos que el director quiere presentarnos, cuando Yolanda, al escuchar “Encadenados” de Lucho Gatica, se acerca lentamente a su despacho y entonan a unísono la melodía como si se tratara de un par de enamoradas para luego aspirar las dulces bondades vivificantes de la coca. Y después, terminar con “A Ti Salí Porque Salí” de Cheo Feliciano, en una desconcertante escena donde se dice lo que se tiene que decir.
Así como la heroína, los ácidos y el éxtasis, es esta volátil obra cinematográfica de la década de los ochenta, de Pedro Almodóvar, la cual se desenvuelve entre la fe incorruptible y la secularización, ahorcando de una vez por todas los hábitos por las pasiones terrenales, profanando, desacreditando en buena forma y con un contenido estrepitosamente bizarro, los “valores” y planteamientos de una de las más grandes rentas de todos los tiempos, la iglesia católica. “dios bendiga ese negocio”.
ElJimmy.
Un SocioLóco.
De. La. DEA
Buen recorrido el que nos haces por el convento de “Las Redentoras Humilladas”, donde deambulan la lujuria, el deseo, las alucinaciones, la música, la escritura y hasta un lindo tigre.
ResponderEliminarEn este convento los golpes de pecho son cambiados por drogas, “sor víbora” pone toda su creatividad en el diseño de modas poco convencionales para los santos, que más que adorados terminan siendo adornados y convertidos en excusa para el “padrecito” estar cerca de la monja que lo hace caer en pecado; y donde el despacho de la madre superiora se reviste con imágenes de prostitutas y no religiosas como se esperaría.
Situaciones estas, junto a las que ya has narrado, que nos abren las puertas del convento, para mostrarnos sin tapujos que las comunidades religiosas están conformadas por grupos de personas y que por esa simple razón, en ocasiones les cuesta ser fieles a sus votos de castidad, pobreza y obediencia.