
Para ser una cinta del 58, enmarca muy bien la historia política del hoy, del ahora, de este presente tan convulsionado en todas las esferas imaginadas. De todas maneras es un complejo y estructurado meollo, todo ese asunto de “la patria” alrededor de lo complicado que se puede convertir si nunca logramos entender de qué se trata todo esto. Más que el puro amor, es un sentimiento de poder ideológico por un país que apenas tiene asomos de Nación, aunque no hablo específicamente de Polonia. Sin embargo, es ella quien debe asumir en la mentalidad de cada individuo el compromiso de crear un Estado Nación para el bien de todos los ciudadanos.
Pues precisamente eso también es amor, un amor distinto al que generalmente sentimos por nuestros seres queridos o por aquella persona que simplemente acabamos de conocer, en muchos casos es más fuerte el amor por “la patria” que por nosotros mismos y quienes nos rodean, algo radicalmente enfermizo y dañino pero que en la mayoría de los casos no deja otra opción si no seguir cultivando lealtades perdidas por la fe despótica depositada en el poder y otras veces por la esperanza de cambio, tanto a un nivel social, como en uno personal.

La cinta tiene muchos aspectos por analizar, “una enredada historia política de amor” como he denominado ésta obra cinematográfica del cine negro, nos sitúa en un contexto de postguerra bastante complejo, sobretodo, porque es difícil ponerse los zapatos del otro, de las personas a quienes les ha tocado caminar en cuerpo y alma por encima de las cenizas que dejan los enfrentamientos bélicos entre países. Pero queda en el fondo un brillo radiante, es el amor hecho diamantes en un mundo donde “la mierda siempre flota arriba”, en las grandes esferas.

JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario