“Hay algo que hace que nuestro cine sea, entre comillas, más político, más social. Habla de la sociedad y sobre todo de esa parte de la sociedad que no participa o no comparte los beneficios de la redistribución de los bienes” (Luc Dardenne).
Esta película plantea dos problemas específicos, la falta de empleo en Francia y los problemas migratorios que ha sufrido ese país. Problemas que ha soportado el planeta durante largo tiempo, sobretodo en los últimos años, cuando las fronteras están todos los días más cercadas.
No se plantea esta problemática de una manera directamente global, general, pero si se trata como uno de los problemas más agudos en nuestra época actual, debido a la falta de oportunidades que brindan los países de origen y los que no, los países del tercer mundo, los países que por alguna razón excluyen a las personas y obligan a la gente a buscar nuevas y dignas oportunidades de hacer vida en territorios conocidos y desconocidos.
Esta constante dinámica genera actividades de todo tipo alrededor de los procesos de desplazamiento de un lugar a otro, sobre todo por quienes hacen de todo esto un negocio, aprovechando la situación de quienes buscan nuevos horizontes que dignifiquen la vida propia y la de sus familias. Porque todos, también buscamos como ganarnos la vida. Es una guerra, una lucha constante.
La mirada a la migración que hacen estos dos directores hermanos, está centrada en un caso específico, la vida de un padre y su hijo quienes trabajan con personas que recién llegan a Francia, y buscan un lugar donde vivir mientras encuentran un trabajo, pero a su vez tratan también temas al rededor de la marginalidad incrustada tanto en los migrantes, luego inmigrantes y las personas nativas que pasan por tales realidades económicas difíciles de llevar.
El sencillo aspecto de la manera de narrar contextos como este, se presenta en una cinta de los mismos directores, “El Niño” (L"enfant) 2005, donde se encarna la vida cotidiana de muchos habitantes en el mundo, la precarización de las actividades asalariadas en los empleos regulares, típicos, formales se convierte en un contexto en el que un niño es vendido para sobrellevar la vida con las condiciones que en ella se presentan, narra la historia de una pareja que se dedica a la delincuencia, pero descubre que no soporta la paternidad. La precaria situación laboral actual, implica un tipo de organización diferente a la luz de las necesidades más urgentes por solucionar, una organización que va de la mano de los recursos que se tengan a la mano, lo inmediatamente útil.
Marcada por un compromiso de vida, (la promesa) es aquella cosa a la que muchos renuncian en esta tierra de seres indolentes, la promesa es precisamente lo que Igor, un joven poco contaminado por un sistema de seres insensibles, asume como deber para dar lo mejor de sí, sin los prejuicios racistas e inhumanos de la gente “grande”, sin las feas marcas que el dinero impone en nuestra mente, pero con un, eso si, grade corazón y sentido de solidaridad.
JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.
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