“Asesinos de vampiros sin miedo”, es como traduciría yo el título de esta película, una cinta que me enamoró desde el primer momento en que empecé a ver sus imágenes.
“La Danza de los Vampiros” es un acomodado nombre por quienes tratan de vender estas obras a un público que supuestamente no compra títulos que no tengan un precio llamativamente Light y una generosa propuesta visual, pero que en definitiva y teniendo en cuenta la vida y obra de este señor, actor y director de su propio trabajo, es una película que hay que ver.
Como en una buena trama de vampiros, existen obviamente los hemófagos, especialistas en seducir finamente a sus víctimas y sus cazadores, personajes especializados en la vida de estos seres oscuros. Ellos son: El profesor Ambrosius quien es Jack MacGowran y su ayudante (Roman Polansky) quien hace el papel de Alfred.
Estos dos personajes llegan a un pueblo bastante alejado, muy cerca de Transilvania, motivados por los últimos y extraños acontecimientos que allí suceden, emprenden una casería bastante particular que los lleva cada vez más cerca de su objetivo, matar al conde Krolock (Ferdy Mayne) y a su hijo homosexual Herbert (Iain Quarrier) en un acto, que se verá cada vez más frustrado por su “inocente” accionar y la fuerza que tiene cada vez más el amor y las ganas de saber acerca del vampirismo en la búsqueda científica del fenómeno de los no-muertos.
Esta historia es una historia de amor verdadero, si consideramos que Roman Polansky actúa con su amada de la vida real, quien hace el personaje de Sara (Sharon Tate) y es entonces, cuando a partir de las pasiones reales se crean personajes como estos en situaciones como estas para hacer un homenaje a las películas de vampiros con un dulce sabor a humor y erotismo.
En ésta película nunca se pronuncia la palabra “vampiro” a pesar de ser una cinta que busca, a partir del humor, robarse la atención de los espectadores haciéndoles pensar que están viendo una película, catalogada por muchos como “Terror”, pero que, hace que rías con sus diálogos inteligentes y sarcásticos tropezones. Los “vampiros” son, “ellos”.
Esta cinta ha generado un musical llamado “Dance of the vampires” hecho en 1997.
JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.
Un maestro del cine, hace poco vi tres peliculas, y con esta queda confirmado de lo bien que se divertía Polansky creando imagenes.
ResponderEliminarHermosa sale en esa película Sharon Tate, toda una pérdida para el cine.
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