Cine
desconocido pero con inmensas proporciones cinematográficas, estéticas y con un
gran valor desde la base de las lógicas cotidianas enmarcadas en un contexto de
pobreza y fuertes actividades por la lucha de poderes.
Una obra
maestra de 1995, ganadora del festival de Venecia y con un marcado contenido
poético, retrata la violencia de la sociedad contemporánea en una narración
metafóricamente bella, aduciendo a la modernidad como una forma contradictoria
de establecerse a través de las diferencias, con una mirada que va más allá de
la simple posición del transeúnte que se debate entre los trasegares de la vida
cotidiana y su afán por sobrevivir.
Ubiquemos
a un joven que trabaja su triciclo transportando gente de un lugar a otro en
una ciudad derruida en medio de la selva, no sólo desde el punto de vista
ecológico, sino también desde lo humano en medio de la supervivencia, desde la
mentalidad y la materialidad; de esta manera, ubicamos al ser humano y sus diversas
relaciones en un contexto natural, inherente a la vida en el planeta, en el
estrecho vínculo con la cultura y su que hacer del día a día.
Calor
sofocante, escases de agua, multitudes en las calles, asonadas constantes,
ausencia del Estado, violencia y sangre por doquier, son parte del caldo de
cultivo para fortalecer las mafias, aunque no se trata solamente de esto último
y muchos que han reseñado esta cinta hacen la salvedad, es evidente que las
mafias hacen parte del mundo subterráneo de la Vietnam que podemos apreciar en
esta película 17 años atrás, en una lucha y reacomodación constante de poderes,
que viéndolo bien, no ha cambiado mucho desde esas épocas. Sin embargo, vemos
como inteligentemente se tratan elementos que son ejes transversales como el
agua, líquido apreciado y valorado por cualquier especie viva sobre la tierra,
lo vemos en su uso y especialmente en la guerra simbólica con pistolas de agua
que tienen las chicas en su apartamento. De igual manera la pintura y los
colores como un componente psicológico dentro de los personajes de la cinta y
estético dentro del pensamiento creativo del director, es esa forma de vida
enferma, desahuciada, a punto de extinguirse, con voluntad de hacerlo y
desaparecer por completo pero que en el último instante vuelve en un suspiro,
en una inhalación no de esperanza pero si de ganas de seguir adelante.
Una vida
social caótica, llena de orgullos y ambiciones mezclados primitivamente con esclavitud,
miseria y suciedad, visto esto desde una mirada occidental pero natural para
sus habitantes. Una estructura societal plagada de contrastes, un viaje al
infierno interior en medio de la acidez propia del bajo mundo y sus tentadoras
formas de hacerse la vida.
Tran Anh
Hung es el director también de películas bastante reconocidas, “El olor de la
papaya verde” al igual que “I come with the rain” (Vengo con la lluvia), que
aunque no contienen una conexión directa entre si, son mundos particulares,
pues cada film emana emociones propias de la vida en lugares comunes para
muchos de nosotros.
Esta
película propone un contenido sociopolítico bastante crudo tratado desde la
cinematografía de Anh Hung en esta región del mundo, arrasada por conflictos
armados generacionales que de alguna u otra forma han incidido en el agitado Saigón
que vemos en la cinta, en donde los jóvenes son jalonados diariamente a ejercer
actividades nada sanas para sus presentes y futuros en sociedad. Este director
hace una radiografía con una visión contemplativa que luego imprimiría en su
siguiente trabajo “A Pleno Verano” y nos presenta a Tony Leung Chiu Wai, actor
que hemos visto en películas de Wong Kar Wai.
“Río, tú
que pasas en el ciclo cerrado de meses, de años, no he olvidado la deuda con
mis orígenes y vago a través de los mundos hacia mi tierra”
Por JaimeRicaurte
No hay comentarios:
Publicar un comentario