miércoles, 20 de abril de 2011

::Cartas de un hombre muerto::(Pisma myortvogo cheloveka)::

 ::Dir::Konstantin Lopushansky::U.R.R.S::1987::


Vivir encerrado en un espacio que acostumbraba ser un museo, lugar que "no" guarda secretos, que guarda la historia de la humanidad alrededor de la cosas que han hecho que el hombre se vea así mismo, por lo que ha hecho, lo que ha vivido, lo que ha sufrido dentro de su propia tragedia, es para nosotros ahora una película de ciencia ficción que obviamente no está muy lejos de ciertas realidades que podemos observar en algunos países del mundo.

La destrucción a la que en estos momentos enfrentan las regiones, para salvaguardar intereses por el poder energético y el territorio del planeta pone en entredicho la búsqueda de la paz, la libertad y la democracia. Es una farsa a la que hemos sido fieles durante los años más “mozos” del planeta, justificando un progreso que nunca ha tenido ningún vínculo con la noción justa y equilibrada de desarrollo.  

Ésta obra de arte, plantea un factor altamente reflexivo al espectador de ahora, una reflexión dedicada al papel que desempeñamos como actores en las tablas de la vida, nos pregunta por el grado de compromiso que tenemos y el sentido de pertenencia que depositamos sobre el que hacer y el cómo de las acciones cotidianas. No es un directo señalamiento hacia las prácticas gubernamentales por detener el caos, porque en realidad son ellos los que avivan el fuego cuando éste yace en la aterradora calma de la destrucción misma, aduciendo la “capacidad racional” para enfrentar una crisis. Pero sí es como lo he señalado anteriormente, una critica al mundo moderno, a un mundo sin valores y sin una verdadera razón de ser sino más que comprar para botar.

Cartas a un hombre muerto, porque son cartas escritas a un hijo muerto, es hostil a los ojos de quien está enrollado en la envoltura de papel, que no tiene otro fin sino cubrir algo. Invisibilizados por ese papel sin escritura, desarrollamos una coraza indolente, caparazón vestido de ignorancia, rancia, fascista e impunemente machista. Envueltos, con la creencia perpetua en un Dios masculino, drogamos las mentes para que funcionen en una sola dirección.

Llena de diálogos conclusos, ésta cinta argumenta la dureza con la que el hombre  propone las nuevas formas de relacionarse con la naturaleza, con el estado de cosas que proporcionan los medios necesarios y suficientes para nuestras necesidades del día a día. Desde que no exista un equilibrio, estamos condenados a la autodestrucción. Pero no todo está perdido, podemos caminar hacia los buenos modos, podemos depositar la confianza en quienes con una buena educación podrán sembrar los nuevos valores que tarde o temprano, recogidos ayudarán a que la humanidad crezca  como debe ser. Creamos en las nuevas generaciones, ellos serán quienes caminado, encontrarán la esperanza de un mundo nuevo: “Mientras respires el aire libre de la tierra, tienes la obligación de realizar con gusto tu servicio. Únicamente aquel que ha dominado el estado sin aliento está libre de los imperativos cósmicos. No dejaré de hacerte saber cuando hayas obtenido la perfección final” (Sri Yukteswar).



JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.

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