lunes, 9 de mayo de 2011

::Mr. Nobody::Dir::Jaco Van Dormael::Francia. Almania. U.K. Bélgica::2010::158min::


Año 2092::
En una propuesta vanguardista, el tiempo y el espacio convergen para recordarnos que no existe tal cronología cuando hablamos de las infinitas posibilidades que en el transcurso de la vida se nos ofrecen, ninguna posibilidad es incorrecta, por el contrario, “todas las posibilidades son correctas”, lejos de la abrasadora fuerza moralista que invade nuestra falta de decisión.

Esta historia, salida de una mezcla de corazón y cabeza, como ya lo había dicho anteriormente, refleja la incomoda incertidumbre y la certeza absurda planteadas por Voltaire  como posiciones encontradas, pero con mucho sentido a la hora de darles un lugar en la vida del último humano sobre la tierra, quien con 118 años espera su muerte en medio de una metrópoli que lo sigue paso a paso a través de los medios de comunicación, en un show mediático más absurdo que la certeza de sus propios recuerdos de vida, precisamente porque no la hay, no existe una sola historia de vida existen muchas, pero todas están marcadas por, lo que creo es precisamente el punto de esta cinta, una yuxtaposición incesante e interesante además entre la física y el amor.

En secuencias escénicas inesperadas, mostrando al espectador distintas posibilidades de vida, el director responde de alguna manera, al estereotipo de vida que cada uno quiere  formarse, de acuerdo a los gustos y necesidades de cada persona, el asunto es que para muchos de nosotros, así haya voluntad, no existe una oportunidad de escoger, viven “la vida que les tocó vivir”. Esto debido a que, presenciamos nuestra vida cotidiana con la fuerza física y mental para asumir los retos del ahora, pero no sabemos lo que pasa en otras esferas de la vida en la tierra, que afectan también, el estar, las condiciones de quienes reclaman la igualdad, sin caer en el contaminado y atropellado comunismo del mundo moderno.    

No ser nadie es diferente a no recordar quien se ha sido, o recordarlo de distintas maneras, tal vez, porque es más cómodo, agradable, saber que si hubo vida para recordar, para hacer historia, fue bajo los impulsos que la vida sentimental dio a nuestra existencia, donde sentirse enamorado, marca la vida del hombre para siempre y esos recuerdos son los que no se desvanecen, los que de verdad hacen que el tiempo no exista, y hacen que ese invento no tenga valor alguno ante el derrame de feromonas, cuestión que va mucho más allá, que el simple esquema rutinario impuesto por la insensible sociedad productiva. Derrame que ya no puede ser devuelto a su origen, así como el humo del cigarrillo después de haberse prendido, es imposible que vuelva, pero es posible con la magia del cine y eso es de resaltar, es la ficción amparada en sensaciones compradas.

Tal vez no haya mucho que ver en Marte, tal vez no valió la pena todo el esfuerzo por conquistar otros planetas sin conocernos a nosotros mismos primero, sin saber cual era nuestro verdadero potencial, antes que la ciencia fuera más importante que el amor, antes que las maquinas forjaran nuestro destino o mecánicamente viviéramos sin darnos cuenta que toda opción es correcta.


JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.
   

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