miércoles, 3 de agosto de 2011

::Welcome to the Dollhouse::Dir::Todd Solondz::U.S.A::1995::



Empezamos este ciclo de cine con un director que seguro nos hará pensar un poco más acerca de lo que no conocemos del desprecio, de lo irónico, del sarcasmo y lo corrosivo que puede llegar a ser lo cínico.  Es ese asunto que nos rodea a todos los mortales en cuestiones en las cuales a veces somos victimas y otras veces victimarios.   

La seriedad con la que este director se propone hacer cine, es un aspecto esencial para poder descubrir la gran cantidad de detalles implícitos en las vidas de los personajes retratados y relatados desde el síndrome de la exclusión, una separación constante que hacen las personas “normales” a las que supuestamente no lo son.




La imagen, siempre vendida por los medios de comunicación, como la panacea, los ideales de la modernidad, son aquellos estereotipos tan detestables que muchas veces es imposible alejarse de ellos, sin advertir que tal separación puede vulnerar la presencia de los individuos en sociedad, sus relaciones sociales y su vinculación a un circulo social que incluya, que lo haga parte, sin los prejuicios materiales que inundan cada vez más a esta sociedad vacía.




Esta película relata un tipo de construcción social de lo estético en una sociedad norteamericana sin bases, sin ciertos valores necesarios para la inclusión. Fundamentada específicamente en los imaginarios sociales acerca de la belleza, de lo bonito, de lo blanco… como una forma de asociar el “orden” y llenar los vacíos que han dejado nuestros defectos físicos a través de los años con el rechazo constante a las personas, quienes pensamos no poseen los mismos y “ponderosos” atributos que los nuestros.






Todd Solondz, el mismo director de “Felicidad”, construye para destruir. Construye desde el lenguaje cinematográfico la forma de hacerse entender, sobre todo para aquellos espectadores incautos que se ríen de su propia tragedia, sin saber que allí adentro de la pantalla están inmersas sus vidas y es desde ahí que destruye. “Hay espectadores que se limitan a reír y reír, como si todo fuese un chiste, pero para mi, se trata de algo serio, con gravedad moral. A veces pienso que mis películas no son para todo el mundo. En especial, no son para esa gente a la que tanto le gustan”. (Todd Solondz).




Destruye desde la infelicidad que se siente al no poder llenar los espacios vacíos que dejan las ilusiones materiales, que dejan las ganas de reconocimiento, las ganas de “ser alguien” siéndolo, un protagonismo que sólo se hace palpable según cada personalidad, sin la necesidad de clickear me gusta, me gusta, me gusta…   




Negro, como el mismo pavimento, el humor viaja por las entrañas del subconsciente. Sin darnos cuenta, soltamos carcajadas sobre nuestros  propios rostros y glorificamos la presencia fascista arraigada en nuestras mentes, nuestro cerebro. En el mismo lugar donde recibirás una fuerte palmada por las manos de quien no le agradas.




Así es el cine de Todd Solondz,  director del mes en nuestro Cineclub Orbital. Cubierto de una trama funcional en familias e individuos “poco funcionales”, “anómicos”, misántropos, recogidos, esquivos…este director, recoge los valores de una parte de la sociedad que está y seguirá sumergida bajo el nombre de “los excluidos”.      





JaimeRicaurte.
Sociólogo.
U. de A.


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