martes, 4 de octubre de 2011

::Crónicas::Dir::Sebastián Cordero::Ecuador::2004::

 


Esta película, un Thriller que aunque no fue lo que verdaderamente estaba esperando de Cordero, retrata la realidad del pueblo latinoamericano, retrata la ley y la justicia por cuenta de los pobladores de una pequeña ciudad ecuatoriana, una locación globalizada por los medios amarillistas de la televisión extranjera, que como ratones en busca de su queso, hacen hasta lo imposible y se debaten moral y éticamente entre la miseria y lo grande que se puede llegar a ser tendiendo la “primicia” de la noticia en curso.


Todo esto es acerca del trabajo periodístico, “la crónica” en la actualidad. Tal vez lo que muchos en Colombia hemos criticado de Víctor Gaviria y la “porno miseria” que lo llevo a disfrutar mundialmente de sus “quince minutos de fama” cuando empezó a trabajar con actores naturales, tratando así de impresionar  con la realidad que vivimos a diario, nuestra realidad particular en sus películas, a un mundo que tanto le gustan las verdades que salen de “las películas” que más bien parecen documentales de la misma problemática.    


El asunto, si hablamos de ésta o aquella realidad en particular, obviamente puede tener algún tipo de relación, sobretodo en la forma de operar de algunos asesinos y delincuentes en serie, pero nunca va a ser igual, los casos siempre serán diferentes; lo que si creo nunca va a cambiar, es el trato que le dan a estas noticias supuestamente tan parecidas, todos los reporteros de periódicos y shows televisivos amarillistas del mundo, a realidades sociales como la pobreza y los fenómenos, lo que acontece en el mundo de los excluidos.


En esta cinta, el director trata un caso parecido al de Luís Alfredo Garavito, y la verdad no he leído en ninguna parte donde se reseña la película, acerca de esta relación, pero me parece que más bien el director y guionista está importando a su país la historia de uno de los peores asesinos de niños en serie que ha tenido la humanidad y que está encarcelado no sé donde, porque la verdad no me interesa y que ya casi sale a disfrutar de la libertad por su “buen comportamiento”  y por creer haberse convertido a otra religión al estar arrepentido de lo que ha hecho, pidiendo perdón a sus víctimas y a sus familiares. La verdad no sé que vaya a pasar con este señor después que salga, tal vez, seguirá siendo parte del show mediático y amarillista, así como el Monstruo de Babahoyo que tanto le hizo daño a su pueblo ecuatoriano.


Aunque pienso que son casos, acontecimientos que pueden suceder y  suceden en cualquier parte del mundo, creo que no dejaremos de ser el caldo de cultivo para estas anomias sociales, sobretodo por ser parte del mal llamado tercer mundo y creernos ese cuento, buscando siempre el protagonismo en la historia, en la noticia como parte del egocentrismo que muchas veces nos hace decir cosas que no son con tal de salvar nuestros trabajos y pellejos.


Cordero en la cinta, me parece que hace una crítica al trabajo de los reporteros “caza noticias”. De la mano de actores internacionales, Leguizamo como (Manolo), el periodista estrella y quien goza de un poder de hecho,  ficticio y real a la vez, otorga, en una actuación no muy comprometida con una problemática real, sino más bien haciendo su trabajo como actor y esperando abordar el avión que lo lleve a su casa como sucede en la película, el poder que le pertenece a los verdaderos documentalistas y actores de nuestra región. 
Marisa, representa la otra cara moral del amarillismo periodístico al igual que Vinicio Cepeda (Damián Alcázar), un humilde vendedor de biblias ambulante,  quien coincide con el comportamiento asesino de Garavito y que cae presa del desespero de un pueblo, quienes quieren inmediatamente un victimario para culpar tras la impericia de las autoridades por esclarecer estos casos, resueltos, afanosamente por el amarillismo irresponsable de algunos medios.


@JaimeRicaurte.

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