Una aterradora película japonesa, donde la creativa e inteligente forma de grabar cada escena parte de actos aparentemente espontáneos que se entrelazan con un empirismo motivado a realizar desde la imaginación, una simple y emotiva historia de terror y locura.
El actor principal de esta cinta, es el director de otra película ya antes vista en nuestro cineclub. Totalmente bizarra, extraña para los ojos con percepciones tradicionales; hablamos de “El Hombre de Hierro” (Tedsuo), una película que plantea de manera literal, al hombre hecho maquina. Pero no muy lejos de ésta cinta, se encuentran los motivos por los cuales el hombre moderno reacciona de formas totalmente salidas de todo contexto, en un mundo que cada vez se parece más a una o varias historias de ciencia ficción, contadas en libros y películas por aquellos que un día se imaginaron que las cosas iban a ser, tal y como lo son ahora.
Una película hecha en 8 días, eso dicen las criticas que he leído por estos bastos paisajes cibernéticos, no merece una buena calificación a la hora de clasificarla dentro del genero que le corresponde por ser una película simple y vacía de contenido que estructure de un principio a un fin, una historia organizada. Pero lo que si se debe resaltar, es que, con cámara en mano y en un contexto citadino lleno de mitos que suelen convertirse en la realidad de una ciudad totalmente automatizada por la rutina del hombre acumulador, es que en el pedestal donde reposan los orgullosos y civilizados ciudadanos, nunca sabremos que es lo que está pasando en el bajo mundo, a menos que sea registrado por el sensible ojo de quien se encuentra al borde de la “locura” por empezar a entender de que se trata la unión permanente entre lo biológico-natural y lo cultural-innatural.
Masuoka, es un cámara de TV, en este aparato ha grabado el suicidio de un hombre, quien aterrorizado acaba con su vida enfrente del lente profesional del artefacto. Masuoka, no alcanza a entender en el acto de que se trata todo esto y por eso emprende una investigación que lo lleva a los subterráneos de Tokio y siguiendo las pistas y la huellas de un pueblo leyenda que habría invadido el centro de la tierra para atormentar a los hombres, descubre a una joven encadenada, desnuda y en un estado “naturalmente salvaje”.
Los “Deros”, unos aterrorizados y aterradores personajes salidos del centro de las grades urbes del mundo, de los subterráneos, de las alcantarillas, clasificados por las sociedades “modernas” como los “desechables”; diría yo, son los personajes de esta historia de ciencia ficción que vivimos todos los días y que se confunde con la realidad y las crudas verdades que a diario observamos; eso si, si queremos no hacernos los de la vista gorda.
El caso es que, como yo encuentro esta relación, tal vez usted pueda no encontrarla y simplemente limitarse a ver una cinta bastante extraña con imágenes de cámaras de celulares, cámaras de video y profesionales que lo graban todo, a cada minuto y a cada instante, una obsesión incontrolable, pero donde lo interesante surge a partir del tratamiento que se le dan a los personajes en relación con la imagen y la tecnología, a parte del bizarro submundo, donde los “Deros” toman sangre y se asemejan a los mal llamados desechables que comen basura.
@JaimeRicaurte
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