Una obra de teatro adaptada al cine, un guión impresionante, una historia de amor entre la guerra, dos jóvenes que buscan entre el humo que nace de la hostilidad de los pueblos, las raíces de lo que son ahora; la sangre derramada de inocentes, el odio que hierve en las venas por la injusticia, esa cometida en nombre de las religiones, esas que ortodoxas y no, hieren y matan en nombre de sus dioses.
Pude recordar, viendo esta película, una novela que le regalé a Juliana la madre de mi hijo, hace ya varios años. Aventura distópica que tiene mucho de realidad, escrita por el estadounidense Ray Bradbury y que también fue llevada a la gran pantalla, Fahrenheit 451 (1953), es la temperatura en que los libros inflaman y arden. Adaptada al cine por Françoi Truffaut en el año de 1966 y con el mismo nombre, hecho que molesto a Bradbury. Una historia donde leer es un delito, las bibliotecas son destruidas y las mangueras de los bomberos en vez de agua lanzan petróleo.
El dramaturgo, actor y director Wajdi Mouawad, nace en el Líbano el 16 de octubre de 1968, 5 meses después de lo que para el mundo significó ese mayo francés que tanto dio luces a las nuevas generaciones. En 1977, su familia se desplaza a Francia escapando de la guerra civil y desde allí finalmente viaja a Canadá en 1983. En 1991, se gradúa de la Escuela de Teatro Nacional de Canadá, conoce a Isabel Leblanc y juntos fundan el Teatro Ô Parleur que se inauguro con un “Pie” de producción de Macbeth. En este periodo, escribe nutridas adaptaciones para las tablas: como Don Quijote, entre otras obras originales, como Alphonse, que cuenta la historia de una joven que se desvanece en el país e imagina episodios salvajes para si misma mientras busca a su familia desesperadamente para él. Mouawad antes que ser autor de sus propias obras quiso ser actor, pero las cosas de la vida lo llevaron a ser un reconocido director debido a la forma y profundo contenido de sus guiones. Uno de sus mejores guiones, votado y basado en la producción de Montreal por la asociación de Críticos de Teatro de Québec fue “Willy Protágoras Encerrado en el WC” de 1998. Dos años más tarde gana la Tideline , premio del Gobernador General.
Incendies, la cuarta película de Denis Villeneuve, es una cinta que se abre intensamente a medida que van pasando las escenas. Una de las mejores experiencias al ver esta obra teatral adaptada al cine, es la forma en que el lenguaje cinematográfico “sufre”, en el buen sentido de la palabra, ese cambio prodigioso de las tablas a la imagen. Los primeros movimientos de cámara son la introducción a ese mundo interior que descubriremos a lo largo de la emotividad que aflora de las luchas, de la guerra, del desierto, la soledad, los hijos, la esperanza, del amor y la vida.
La libertad de hacer le da a Villeneuve la posibilidad de apropiarse de la obra de Mouawad como si se tratara de su propia creación, es indudable que sea eso lo que enriquece enormemente su trabajo, abriéndole un abanico de ideas para plasmar en la pantalla gigante esa sutileza, exquisitez y delicias que tiene como atributo la escritura, sobretodo si hablamos de uno de los mejores dramaturgos de nuestros tiempos.
No es un trabajo fácil, en la introducción podemos no solamente observar, sino también sentir el odio que transmiten los ojos de un niño que crece en medio de una guerra que no es suya, una guerra que se justifica en quién cree más en un ”Dios”, que tampoco tiene la culpa de que los pueblos estén divididos y sus seguidores, piadosos o como se les quiera llamar, se maten entre si, en nombre de lo que ellos llaman “libertad divina”, la libertad de los pueblos.
Caratula hecha por el propio Wajdi Mouawad |
Desde el punto de vista que la dramaturgia imprime en la cinta, hay muchos elementos destacables relacionados a la tragedia como punto de partida de las buenas historias, de esas historias que son parte de la vida real, historias que cuentan vidas, vidas que relatan sus dolores, sufrimientos, pesares y tristezas, vidas llevadas al extremo sin posibilidades de “trascender” a esa falsa felicidad que constituye la familia desde lo institucional, desde lo supuestamente funcional, desde esa mirada positivista de la sociedad.
Escenas de Incendies (Obra de teatro) |
El daño ya está hecho, las oportunidades cada vez son menos, la felicidad está sobrevalorada, día tras día esa felicidad que buscamos es más parte de la imaginación, de los tipos ideales formados a través de los tiempos, sólo son espasmos, convulsionamos exaltados ante lo que creemos que es y no es, vivimos momentos de incontrolables sonrisas pero nuestra realidad es otra.
Nuestro talón de Aquiles, nuestra debilidad, es creer que somos felices cuando de verdad no lo somos. Todo hace parte de lo que el alemán, estudioso de las artes T. Adorno llama, la “abstracción”, una especie de sentimiento fugaz que se desprende de la música. Es la parte de esas otras historias, donde el protagonista victorioso se dirige en cámara lenta al encuentro con su familia. Esa otra parte es, cuando el niño con su juguete recién comprado, duerme con su nuevo artefacto los primeros días hasta olvidarlo por completo. Es la noche de la fiesta y al otro día la resaca.
No lamento escribir de esta manera, lo cierto es que la cinta no da para menos. Uno de los mejores guiones que he visto hasta el momento, ganador del premio al mejor guión Seminci 2010, es una de las mejores adaptaciones teatrales al cine de nuestros tiempos y merece que se le trate como debe ser. Fieles al sentir de los pueblos, a la extraordinaria fuerza de las mujeres que sin querer le regalan sus esposos y sus hijos a la guerra, una guerra que no distingue nada en lo absoluto entre toneladas de acero y plomo, religiones y territorios, santos y no tan santos, victimas y victimarios, muertos y sus verdugos.
No da para menos porque nos mueve las fibras a través de Nawal, una mujer que valiente, atraviesa una turbulenta guerra en busca de su primogénito, una valerosa mujer que lucha por sus ideales, que pelea en nombre de lo que ella piensa es correcto, que sin hablar una sola palabra y después de 15 años encerrada en una celda cantando para evadir el dolor, encamina sus pensamientos en la dirección donde está el bienestar de sus hijos.
Por su historia compleja, debe ser común, y como lo alcanzamos a observar en la presentación de este film en nuestro Cine Club, que nos preguntemos en algún momento de la película, ¿qué es lo que está pasando? Creo que es una pregunta necesaria para poder aclarar durante la cinta, esa “traba” psicológica que puede surgir a raíz de no saber en ningún momento a quién o a quiénes van dirigidas las cartas que la madre de los gemelos, Nawal, a encomendado entregar para poder descansar en paz, además del tratamiento que se le da al hecho de que todo es una sorpresa, tanto para los personajes de esta historia como para los espectadores.
En esta película se resalta el papel del notario como un personaje fundamental a la hora de mediar en los aspectos legales de la vida en sociedad. El asunto es que, el abuelo, el padre y el hermano del director son notarios, por eso les hace una especie de homenaje, no sólo a sus familiares sino también a las personas que se dedican a esta actividad, manifestando la rectitud y la importancia que tiene la palabra cuando se hace una promesa que no se debe romper por nada del mundo. Lo otro ya corre por cuenta de las consideraciones éticas que a cada persona, desde sus responsabilidades, le corresponde asumir.
Montreal, Toronto, París, Bruselas, Siria, Palestina, Iraq, Marruecos, Líbano y Jordania, son parte de la variedad, que combinada con los idiomas y sus distintos acentos, plasman en la cinta esa diversidad con la que está pensada la obra cinematográfica de un director que usó la creatividad para hacer en 40 días y sin la necesidad de flashbacks, una historia con dos presentes al mismo tiempo, que podemos ver en sólo “2” horas.
Denis Villeneuve |
Incendies nos ubica en una de la regiones más conflictivas del planeta, nos instala en un contexto dramático de una guerra que parece no tener fin, en un escenario desolado que no cuenta otra historia distinta a la del odio engendrado por la destrucción, la desunión, por esa división que no permite la diferencia, por la intolerancia, el fanatismo, la muerte, las heridas, la venganza, la sangre y en el fondo, un amor manchado que ya no tiene otro remedio.
Por JaimeRicaurte.
Uffff esta película me encantó, es durísima pero sincera y sobrecogedora.
ResponderEliminarTotalmente recomendable.
Por cierto muy interesante tu blog, ya que me encanta el cine.
Lo enlazo en el mío sobre películas, para poder seguir cuando publiques: www.peliculasdesordenadas.blogspot.com
Saludos!
;)
Gracias PULGACROFT por tu comentario, es grato saber que hay gente como vos que leen y están interesados en temas que nos apasionan y que además son un común que nos denomina como cinéfilos, cineclubistas y gomosos, jeje. Está muy interesante tu trabajo, quedamos con el vínculo.
ResponderEliminarSaludos.